La Revolución Francesa legó a la humanidad tres hermosos principios: libertad, igualdad y fraternidad. La sociedad basada en el mercado, destaca la libertad, pero ignora –o da poca importancia– a la igualdad y a la fraternidad.
Francis Fujiyama tuvo una ilusión sociológica. Pensó que esa sociedad constituiría la respuesta absoluta del hombre frente a su futuro. Con ella se habría alcanzado el último estadio de la humanidad. No existiría otra opción.
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